Noticias

  • Un buen guión tendría que poder funcionar sin diálogos o las 10 preguntas clave

    4 abril, 2018

    El guión es aquel momento mágico en la creación de una película en que una historia empieza a cobrar vida y, por eso, es una de las partes más importantes del proceso cinematográfico. Si escribimos uno por primera vez le tendremos que prestar una atención especial para entender el formato.

    Aun tratándose de un texto escrito, la lectura de un guión tiene que ser sencilla y visual para que la historia que contiene pueda transformarse en imágenes fácilmente, tanto en la mente de quien la lee como en la película final. Todo guionista ha sido principiante y ha cometido alguna vez el error de escribir el guión con un estilo demasiado literario. La literatura es una manifestación artística que, utilizando la palabra como vehículo, nos transporta al interior de los personajes y evoca sus pensamientos, sus emociones y su psicología. Y ese no es nuestro objetivo cuando nos disponemos a guionizar nuestra historia, más bien al contrario.

    El cine es una manifestación artística que, utilizando las imágenes como vehículo, nos muestra personajes, escenarios y situaciones. Las representaciones visuales tienen que permitir que desde fuera se entienda lo que está sucediendo y que se capten las actitudes y las emociones que experimentan los personajes. Aunque en el cine a veces todo esto se consigue verbalizando, debe hacerse sobre todo mediante la gestualidad y la expresión corporal, así como  a partir de datos y valores artísticos y estéticos que la imagen debe contener.

    Así, por ejemplo, si situamos a un personaje en un espacio nevado y vemos cómo se frota los brazos con las manos y se encoge de hombros, el espectador entenderá que tiene frío sin tener que explicitarlo. O, si un personaje se mete en la cama, se duerme y se despierta y se viste, entenderemos que ha transcurrido la noche y que ya es la mañana siguiente.

    Una técnica muy útil para poner esto en práctica es formularnos las siguientes cuestiones y responderlas en el proceso de elaboración de nuestro guión:

    ¿Qué vemos?

    ¿Cómo es lo que vemos? ¿Cómo se nos muestra?

    ¿Qué oímos?

    ¿En qué lugares se sitúa nuestra historia?¿Y cómo son?

    ¿Qué personajes tenemos?

    ¿Qué acciones tienen que hacer para cumplir sus objetivos? Y, ¿qué diálogos son esenciales para la historia…?

    …O, en el caso que nos corresponde, la historia del Participa Méliès:

    ¿Cómo interactúan nuestros personajes entre ellos sin hacer uso de la palabra? ¿Y con los elementos que les rodean?

    Si redactamos nuestro guión teniendo en cuenta estas preguntas, nuestra historia estará escrita utilizando los códigos idóneos del lenguaje cinematográfico y su puesta en escena será mucho más sencilla y eficaz.

    Un buen guión está escrito pensando en las imágenes y las acciones que permiten el desarrollo de la historia. Por eso, a menudo decimos que un buen guión es aquel capaz de “funcionar” sin diálogos. Esto significa que, normalmente, si realizamos un buen trabajo a la hora de escribir nuestro guión, pensando las imágenes y las acciones cuidadosamente, la historia se entenderá igualmente.

    Participa Méliès es una oportunidad para iniciarnos en el mundo del guión cinematográfico de forma más sencilla, ya que a menudo la creación y el desarrollo de unos buenos diálogos es una tarea muy compleja y es donde suelen producirse más errores: técnicos, como la captación del sonido, pero también de interpretación, ya que muy a menudo los actores y las actrices se centran en el texto y no trabajan suficientemente la expresión corporal.

    Realizar tu primer cortometraje con una historia muda es una oportunidad idónea para aprender a expresarte en imágenes.

Compartir
Volver arriba